Aquel tipo siempre fue desagradable nunca entendimos la
razón, a nuestros ojos venía de una familia cómoda y todas sus necesidades
estaban cubiertas. Techo, comida y calor familiar. Aquello era lo único que
comprendíamos como necesario e importante.
Por el contrario nosotros veníamos de una familia numerosa
con unos padres precarios que nunca se preocuparon si comíamos, dormíamos, o
íbamos a la escuela, mucho decir ya si nuestra higiene era la correcta. Así que
desde muy pequeños empezamos a trapichear por las calles, haciendo de los
pequeños hurtos una manera de subsistir, poco importaba el qué y las futuras represalias.
Candy era la mediana de mis hermanos, siempre fue la más necesitada
por salir del agujero que nos había tocado como hogar. Aún recuerdo el día que
se marchó, yo estaba mirando la televisión por aquel entonces nuestra
antena solo emitía dos canales y ya ni siquiera teníamos sofá, mi padre creo que se lo
había dado a un hombre al que le debía dinero. Ella entró en la casa como
un huracán enfurecido dando portazos por donde pasaba y gritaba –¡Aquí os
pudráis! ¡No volveréis a verme nunca más! Tenía 15 años. Más tarde supe que quedó
embarazada de un hombre que le doblaba la edad, y su situación en estos
momentos es similar a la de nuestra infancia pero con las tornas cambiadas,
ahora la madre es ella.
Los gemelos Liam y Jonathan subieron de escala, un jefecillo del
barrio este los requirió para hacer que los pequeños hurtos se convirtieran en
auténticos robos, tocaron mucho dinero de forma rápida y como nunca tuvimos de
él se les fue de las manos, coches, buena ropa, mujeres, joyas… en fin que
llevaban un cartel de neón que gritaba a la policía, delincuentes. Ahora llevan varios años encerrados en la cárcel, resultó que no
solo robaban sino que cometieron otro tipo de delitos, mucho más graves.
La realidad es que mi hermano el mayor fue el que siempre
pagó nuestros desastres, supongo que su necesidad de protegernos de toda
aquella basura le hizo cuidarnos o por lo menos lo pretendió, de eso no hay duda. Pero cuando
no tienes nada, de nada has de temer todo lo contrario otros deben temerte.
Así que Tony se forjó a si mismo e intentó que nosotros saliéremos de ese pozo
negro del que nos criamos pero ya estábamos hasta el cuello. Honrado, trabajó siempre de forma legal como si él no tuviera el mismo gen familiar que anticipaba a la ruina.
Al tiempo conoció una buena chica y se casó con ella, en estos momentos trabaja en
el taller familiar para su suegro. Bien por mis padres, alguien decente en la familia.
De estos aunque viva justo enfrente mucho no sé, ni me
importa. Yo acabé casada con el tipo desagradable, desde niños estuvo
pendiente de mí se le notaba que le agradaba el por qué ni yo misma lo sé, pero siempre quise saber como
vivían las demás familias así que lo fácil fue quererlo.
Mi curiosidad ahora lo comprende, el dinero no da la
felicidad.